jueves, 14 de abril de 2011

Caballos del vino

LA CARRERA

Día 2 de Mayo


Al mismo tiempo del baño en el vino, los primeros caballos han empezado individualmente a ¿correr la cuesta?. No hay temor a perderse este esencial ¿casi rito? de los caballos, porque son unos sesenta los que competirán en intervalos de unos tres a cinco minutos. Nos restan unas dos horas y media hasta ver el último. Salimos del Santuario y con dificultad nos podemos acomodar en el final de la subida junto a la única puerta de la fortaleza.
Tenemos tiempo de presenciar aquí unos cuantos caballos y bajar poco a poco hasta la mitad del recorrido para tener otra perspectiva de visión o si podemos, llegar hasta el inicio para verlos en perspectiva inversa a la del final por donde comenzamos.
En todo caso, se recomienda precaución y no colocarse en el centro por donde los caballos van a abrir espacio, porque el peligro de algún disgusto puede acecharnos. La carrera es un espectáculo y acción brava, fuerte, de lucha contra el tiempo y de competición.
No es un divertimento para aburridos y curiosos. El caballista auténtico pone su honor de tal en la acción de once a veinte segundos que emplea su caballo en subir; quiere ganar el primer puesto y espera este momento todo el año.
Los caballos (la mayoría) van veloces como el rayo y los cuatro mozos deben saber dirigir al animal, corriendo a su compás, para que no se desvíe hacia los lados, sino abriendo paso, rasgando como un cuchillo a la multitud que se agolpa.
 
                    

Caballos del vino

Día 1 de Mayo

   En este día se contemplan los elementos que compondrán al día siguiente un Caballo del Vino: vestimenta y bordados.

   Las distintas peñas exponen la ropa de enjaezamiento de sus respectivos caballos. En la visita podemos apreciar el valor artístico de unos bordados espectaculares en colorido, diseño y ejecución, con personajes y escenas típicas de las fiestas y de sus rituales.

   Pero, todavía no hemos visto un Caballo del Vino, sino sus componentes por separado. Una ropa, vistiendo a su caballo, puede cambiar, si no se acopla bien al animal. No hay que asignar presuntamente el primer premio; será el conjunto armónico el que decidirá.

                              

Caballos del vino

CABALLOS A PELO

Día 1 de Mayo 

   Lugar: Concentración en la Plaza Elíptica y recorrido hasta la Plaza del Hoyo, donde tiene lugar el Concurso

   En este día y a esta hora ver la plaza del Hoyo a rebosar recuerda tiempos pasados. Nos encontramos en la cuna del festejo, barrio popular donde los haya, origen de veteranos y afamados caballistas. Viejos, niños, gente de toda clase llenan los balcones y el recinto de la plaza.
Es la ocasión para contemplar hermosos caballos con crines al aire, blancos, tordos y de negro azabache. Los caballistas los conducen con cierto nerviosismo, con cuidado y con atención.
Los caballos llegan desde los distintos barrios y se hace una exhibición para apreciar mejor su estilo y cualidades. Se produce una demostración de fuerza con la gente jaleando al animal para apreciar su brío y todo acaba con la presentación, corriendo al trote alrededor de la plaza, preludio del reto de la lucha que vendrá a las pocas horas. Seguramente habrá tensión en las disputas sobre el premio concedido.
Ya a la caída de la tarde, los caballos se van retirando a sus barrios, en donde de madrugada comenzará la labor de limpieza y enjaezamiento.

                                   

                    
                        




El Parlamento

Tras la solemne procesión del Baño, iniciada por los Bandos Moro y Cristiano desde la Parroquia de El Salvador en dirección al Templete y tras abandonar la Stma. y Vera Cruz la Parroquia para dirigirse al Templete, tiene lugar el Parlamento entre el Rey Cristiano y el Sultán Moro y el posterior simulacro de combate.
La batalla se ve precedida por un vistoso parlamento entre el rey moro, Ceyt Abuceyt, y el rey cristiano, Fernando III el "Santo", los cuales ante la imposible reconciliación empujan a sus tropas hacia la batalla, mientras la Cruz, en lo alto de su cuesta, presidiendo el magnífico campo de batalla, espera se dirima la pelea, para descender majestuosa a su baño en las aguas del Templete.
Se trata de una de las escenas más sugerentes de las Fiestas: los reyes preparados, rodeados por sus respectivas huestes con espadas, alfanjes, estadartes y banderas, mientras la Cruz preside la escena.
La escenificación se vive con intensidad y los espectadores, atentos al discurrir de las estrofas, participan con aplausos de repulsa y aprobación.

El Parlamento revive la historia; y el posterior simulacro de combate da paso a una escena cinematográfica: la lucha desgarrada, los insultos recíprocos, el triunfo de la Cruz, una mezcla de algarabía y colorido, sones de clarines, gritos, encontronazos, ruidos de espadas, símbolos de los dos ejercitos y la gente que alienta con sus voces.

                                                        

Moros y Cristianos

DESFILES

   Son diversos los Pasacalles, Desfiles y Paradas en los que Moros y Cristianos son protagonistas.
Los días dos y tres de mayo tienen lugar simulacros de batalla, en los que los moros tratan de apoderarse de la Stma. y Vera Cruz y los cristianos de defenderla.
La batalla del día dos, que se celebra a los pies de los muros del castillo, es ganada por los moros, mientras que la batalla del día tres, con el Templete por telón de fondo, da el triunfo definitivo a los cristianos.
La batalla del día tres, se ve precedida por un vistoso parlamento entre el rey moro, Ceyt Abuceyt, y el rey cristiano, Fernando III el "Santo", los cuales ante la imposible reconciliación empujan a sus tropas hacia la batalla.
Mientras la Cruz, en lo alto de su cuesta, presidiendo el magnífico campo de batalla, espera se dirima la pelea, para descender majestuosa a su baño en las aguas del Templete.
El día cuatro de mayo, tiene lugar un bonito desfile, en el que moros y cristianos lucen sus mejores galas, levantando a su paso, de las tribunas a las gentes, al ritmo de pasodobles y marchas moras.
                                          
                                               

Moros y Cristianos

LA CONSOLIDACIÓN DE LA FIESTA 
   Sería ya en pleno siglo XIX, cuando el festejo pasaría a ser denominado con el nombre por el que actualmente se le conoce: Moros y Cristianos, aparecen por primera vez las comparsas de moros, que unidas a las ya existentes de cristianos, dieron lugar, junto con la tradición de posibles enfrentamientos reales en época medieval, a los simulacros de batalla que se celebran los días dos y tres de mayo.También en el siglo XIX aparecerá el parlamento entre el rey moro y el rey cristiano, y al igual que la representación de las batallas nacerá gracias a la incorporación de las comparsas de moros.
En el año 1959 se produce una auténtica revolución de la fiesta en todos lo niveles, renovación que marca las directrices a seguir dentro del ámbito festero. En la actualidad, las Fiestas de Moros y Cristianos experimentan un considerable auge, debido en gran parte, a la incorporación de la mujer a la fiesta, que con sus nuevos enfoques a dado más vistosidad a la misma.


      

Moros y Cristianos

ORIGEN

   El Ritual del Baño de la Stma. y Vera Cruz está en el origen de las fiestas de Moros y Cristiano de Caravaca de la Cruz. El festejo nació en la Edad Media, cuando Caravaca era tierra de frontera con el Reino de Granada y se constituye, por tanto, en uno de los más antiguos en este género.
El Baño de la Cruz en las aguas, se viene celebrando, al menos desde el año 1384, y su relación con los moros y cristianos actuales viene dada por el acompañamiento que recibía la Sagrada Reliquia, cuando salía, en procesión desde su Santuario, al baño, extramuros de la ciudad.
Este acompañamiento, que en un principio era exclusivamente de carácter militar, teniendo como objetivo la defensa o protección de la Cruz ante un posible robo por parte de los musulmanes; una vez pasado el peligro musulmán, tras la caída de Granada en 1492, se convierte en una escolta más o menos festiva, que acompaña a la Cruz, por devoción y tradición, más que por un peligro real que pudiera correr la misma.